Aves Migratorias
La
migración de las aves supone una de sus características biológicas más
sorprendentes. Toda migración está marcada por el reloj biológico de cada
especie de ave, dependiente de sus necesidades climáticas, alimenticias y/o
reproductivas. No obstante, es importante destacar que no todas las especies de
aves que habitan a lo largo y ancho del planeta sienten la necesidad de migrar,
pues muchas son también las aves capaces de permanecer en sus hábitats
naturales, siempre y cuando cuenten con una adaptación suficiente para
sobrevivir en su hábitat durante todo el año, teniendo además las necesidades
alimenticias y reproductivas cubiertas sin problemas.
¿Qué
son las aves migratorias y sus características?
Al grupo de aves migratorias
pertenecen todas aquellas especies de aves (voladoras y no voladoras, acuáticas
o terrestres), que se desplazan año tras año, al comienzo de una
determinada estación, para llegar a otras regiones del planeta en las que
pueden cubrir satisfactoriamente sus necesidades alimenticias y
reproductivas.
Entre las principales
características de las aves migratorias encontramos:
- Anatomía resistente y robusta que les
permiten desplazarse miles de kilómetros.
- Sistema inmune adaptado a la posibilidad
de contraer enfermedades y parásitos durante sus desplazamientos de un
país o continente a otro.
- Capacidad de cambio de su fisionomía, para
adaptarse de forma óptima a los cambios ambientales que acostumbran a
sufrir durante sus rutas.
- Impresionante sentido de la orientación.
¿Cómo
es la migración de las aves?
Sin lugar a dudas, la migración
de las aves es un fenómeno natural que no deja indiferente a nadie, surgiendo dudas como estas: ¿Cómo son capaces de reconocer el destino de su
migración y tener claro tanto la dirección como el trayecto de sus viajes? y,
aún más interesante, ¿Cómo saben las aves migratorias que ha llegado el momento
adecuado para cambiar de país o incluso de continente?
La respuesta está en la información
genética que poseen, la cual hace posible que todas las aves que migran
hayan desarrollado la capacidad de emigrar a través del globo terráqueo. Para
ello poseen sensores internos que, formando parte del reloj
biológico del animal, permiten el control de sus movimientos según la
sincronización con el reloj solar. Utilizan así, tanto información procedente
del sol, como de "brújulas celestes" (la luna y las estrellas), así
como del campo magnético terrestre. Posteriormente, al procesar toda esta
información, son capaces de crear un mapa cognitivo que les permite
orientarse en todo momento durante sus viajes de migración.
Gracias a la capacidad de
aprendizaje y memoria con que cuentan las aves que migran, cada año, al llegar
la primavera o bien el otoño, están listas para aventurarse de nuevo y migrar
en busca de alimento y temperaturas más cálidas.
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